LOS ÁNGELES: NUESTROS MARAVILLOSOS AMIGOS

“Los ángeles serán tus más maravillosos amigos y te asistirán en todo” (Palabra interior).

En el camino de nuestra vida, y especialmente en los combates ineludibles, nuestro Padre no nos deja solos. No sólo ha puesto a nuestro lado un ángel custodio personal, sino que los santos ángeles en general están siempre dispuestos a acudir en nuestra ayuda.  Muchas veces no estamos suficientemente conscientes de ello, e intentamos afrontar las cosas por nuestra propia cuenta, cuando en realidad tendríamos a nuestra disposición toda la ayuda celestial, que haría que todo sea más luminoso y fácil.

¿Acaso nosotros mismos no estaríamos también dispuestos a ayudar a otros cuando nos lo piden y está en nuestras posibilidades hacerlo? Es natural que lo estemos, siempre y cuando no hayamos cerrado nuestro corazón. Pues bien, resulta que nosotros, que somos “malos” (cf. Mt 7,11), estamos dispuestos a ayudar.

Los ángeles, en cambio, son seres inflamados de amor por Dios y que, por tanto, aman también todo lo que Dios ama. Ahora bien, sabemos que nuestro Padre nos ama infinitamente. En ese sentido, es comprensible que sus ángeles estén anhelando servirnos, para mostrarnos el amor de Dios en el que ellos mismos tienen su hogar.

Los santos ángeles son un regalo especial del amor solícito de nuestro Padre Celestial, porque ¿quién no se deleitaría en la presencia radiante y luminosa de estos maravillosos amigos?

La amistad con los ángeles se vuelve tanto más profunda cuanto más conscientemente la cultivemos. Hablemos con ellos como con amigos que acompañan nuestro caminar, que bondadosamente nos protegen y están siempre dispuestos a ayudarnos, sobre todo cuando se lo pedimos. Esto es lo que están esperando, aunque no dejan de cuidarnos si nos olvidamos de acudir a ellos. Pero cuando nos dirigimos a ellos, su presencia se vuelve aún más notoria.