ATRACCIÓN IRRESISTIBLE

“La mansedumbre, combinada con la claridad del Espíritu, es irresistible para aquellos que buscan la verdad” (Palabra interior).

Estas palabras reflejan cómo es Dios mismo, a la vez que nos invitan a asemejarnos a Él. Es el Espíritu Santo quien puede conducirnos a adoptar más y más la actitud de Dios. Es Él quien produce en nosotros los frutos del Espíritu y nos modela a imagen de Dios. Pensemos en el fruto de la mansedumbre y en el don de entendimiento y sabiduría, que resuenan particularmente en la frase de hoy.

¿No serviría a la mayor glorificación de nuestro Padre Celestial que nos asemejáramos cada vez más a Él? ¿No sería una gran alegría para Él ver reflejada en nosotros, hombres terrenales, su gloria celestial? ¿No sería este testimonio una gran oportunidad para la evangelización, precisamente en tiempos en los que apenas se puede tocar los corazones de los hombres con palabras, o en los que incluso podría llegar a restringirse o prohibirse el anuncio público del Evangelio?

Sí, aún existen personas que buscan la verdad. Pero, ¿cómo podrán encontrarla en medio de incontables ideologías y seductores ofrecimientos del mundo? Las palabras iniciales de hoy nos señalan un camino regio para ayudarles a encontrarla.

Si resplandece en nosotros la mansedumbre como fruto del Espíritu Santo, de la mano con la claridad de nuestro pensamiento y de nuestro actuar, se hará palpable la presencia de Dios. Entonces, un alma en búsqueda difícilmente podrá resistir al esplendor de la verdad, pues éste es el objetivo de toda su busca.

Incluso un alma que ya ha encontrado al Señor escuchará atentamente, para aprender más de Dios y conocerlo mejor. ¡Esto deleitará a nuestro Padre!