Mi carga es ligera

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Mt 11,28-30

“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os proporcionaré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.   leer más

El Pastor reúne a las ovejas

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“Como un pastor que apacienta el rebaño…“

Is 40,1-11

Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-. Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen,
pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados. Una voz clama: “Abrid en el desierto un camino al Señor, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios.“

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Destinados a la alabanza de Dios

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Santa Ana y la niña María

Ef 1,3-6.11-12 

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

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Verdadera unidad

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Rom 15,4-9

En efecto, todo cuanto fue escrito en el pasado se escribió para nuestra formación, para que, con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, conservemos la esperanza. Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda compartir entre vosotros los mismos sentimientos, siguiendo a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

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Una alegría para los ángeles

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Ef 3,8-12

Lectura correspondiente a la memoria de San Ambrosio

A mí, el menor de todos los santos, me fue concedida la gracia de anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo, y esclarecer cómo se ha dispensado el misterio escondido desde los siglos en Dios, creador del universo, para que la multiforme sabiduría de Dios se manifieste ahora a los principados y a las potestades en los cielos, mediante la Iglesia. de este modo, Dios ha realizado su designio eterno en Cristo Jesús, Señor nuestro, quien, mediante la fe en él, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios. Por eso os ruego que no os desaniméis por las tribulaciones que por vosotros padezco, pues ellas son vuestra gloria.

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El tirano ha sido vencido

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Is 29,17-24

Muy pronto el Líbano se convertirá en campo fértil, y el campo fértil se convertirá en bosque. Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán. Otra vez la gente humilde volverá a alegrarse en Yahvé, y los hombres más pobres se regocijarán en el Santo de Israel. Se desvanecerán los tiranos, desaparecerán los insolentes, y todos los que no duermen para hacer el mal serán exterminados; los que con una palabra hacen culpable a una persona, los que en el tribunal ponen trampas al defensor y con engaños perjudican al indefenso.

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Cimentar la casa

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Mt 7,21.24-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica se parecerá al hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca.

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Los ojos de la fe

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Is 25,6-10a

En aquellos días, preparará Yahvé Sebaot para todos los pueblos en este monte un convite de vinos generosos: manjares sustanciosos y gustosos, vinos generosos, con solera. Rasgará en este monte el velo que oculta a todos los pueblos, el paño que cubre a todas las naciones; acabará para siempre con la Muerte. Enjugará el Señor Yahvé las lágrimas de todos los rostros, y acabará con el oprobio de su pueblo en toda la superficie del país. Lo ha dicho Yahvé. Aquel día se dirá: “Aquí tenemos a nuestro Dios: esperamos que él os salvara; él es Yahvé, en quien esperábamos; celebremos con alegría su victoria. La mano de Yahvé reposa en este monte.”

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Un deber que me incumbe

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San Francisco Javier

1Cor 9,16-19.22-23

Lectura correspondiente a la memoria de San Francisco Javier

 Predicar el evangelio no es para mí ningún motivo de vanagloria, pues es un deber que me incumbe. ¡Ay de mí si no predico el Evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa; y si lo hiciera forzado, al fin y al cabo es una misión que se me ha confiado. Ahora bien, mi recompensa consiste en predicar el Evangelio gratuitamente, renunciando al derecho que me confiere su proclamación.

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Creer como el centurión romano

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Mt 8,5-12

Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: “Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.” Dícele Jesús: “Yo iré a curarle.” Replicó el centurión: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace.”

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