EL TRATO DE DIOS CON SUS AMIGOS

“Cada día te hablaré un poco sobre mis deseos en relación con los hombres, sobre mis alegrías y mis penas” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Estas palabras a la Madre Eugenia ciertamente no van dirigidas sólo a ella, sino que se extienden también a todos aquellos que cultivan una íntima relación con el Padre Celestial. De diversas maneras, ellos podrán percibir su voz. En efecto, Dios invita a todos los hombres a esta relación de profunda confianza, de modo que no sólo le expresemos y encomendemos nosotros todas nuestras preocupaciones, sino que también Él pueda comunicarnos lo que lleva en su Corazón.

Una relación así evoca el estado paradisíaco, cuando el hombre vivía en una relación natural con Dios, que aún no había sido perturbada. A través de la confianza en el Padre, se nos concede nuevamente la realidad interior de este estado.

¿Acaso no es conmovedor y un gran honor que el Padre Celestial nos confíe sus preocupaciones y nos comunique algo sobre Sí mismo? En una relación así, podemos notar cómo la gran distancia que nos separa de Dios se vuelve cada vez más pequeña…

Sin perder ni un ápice de la reverencia frente a Él, vamos adoptando cada vez más aquel gesto tan confiado de Juan, el discípulo amado, al recostarse sobre el pecho de Jesús (Jn 13,23). Este gesto expresa tan elocuentemene la tierna y amorosa relación con el Señor…

¿Qué será lo que el Padre tiene que decirnos? ¿Qué es lo que quiere compartirnos personalmente? ¿Sobre qué quiere dialogar con nosotros? ¿Qué tarea quiere encomendarnos?

Sólo tenemos que tomarnos tiempo para Él y preguntarle con sencillez: “¿Cuáles son, amado Padre, los deseos de tu Corazón? ¿Qué es lo que quieres decirme?”

Éstas son las preguntas de una relación de amistad con Dios. Nuestro Padre nos responderá, pues le encanta que nos acerquemos a Él de esta manera. Por parte de Dios, es totalmente natural tratarnos así, siempre y cuando no le hayamos cerrado nuestro corazón. A nosotros, en cambio, debe volvérsenos natural. Así, quizá Él pueda transmitirnos cada día un poco de lo que lleva en su Corazón.