En la meditación de ayer, había indicado que no podremos encontrar la clave para entender la actual pandemia, mientras no incluyamos a Dios.
Éste es el núcleo para hallar respuestas, a partir de las cuales se podrá actuar correctamente y discernir los espíritus. Por supuesto que también hay medidas justificadas y necesarias, que son guiadas por la razón, uno de los dones que Dios nos ha dado. Estas medidas son importantes y hemos de acogerlas.
Escuchemos nuevamente una parte de la lectura que habíamos meditado los últimos dos días:
“Eras el sello de una obra maestra, colmado de sabiduría, de consumada belleza. Morabas en Edén, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas engalanaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, preparados desde el día de tu creación. Hice de ti un querubín protector, centelleante; estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego.
En aquel tiempo, se le acercó uno a Jesús y le dijo: “Maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para conseguir vida eterna?” Él le dijo: “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” “¿Cuáles?” –le preguntó él. Jesús respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Dícele el joven: “Todo eso lo he guardado. ¿Qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego sígueme.” Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
A pesar de la amplitud de esta temática, el marco de las meditaciones diarias se presta únicamente para extraer los puntos más esenciales, para dar así a los fieles la orientación correcta en lo referente a la relación de la Iglesia Católica frente a las otras religiones. Esto se torna tanto más importante, en cuanto que se está extendiendo una cierta desorientación, y, en consecuencia, también una incertidumbre respecto al anuncio de la fe.
El tema de la meditación de ayer requiere ser profundizado y contextualizado, porque es fundamental saber tratar con las otras religiones y sistemas de creencias desde la perspectiva de la fe católica. A causa de la globalización, nuestro mundo se ha vuelto tan “pequeño”, que para los fieles católicos es importante saber cómo han de tratar con las otras religiones de acuerdo a la visión de nuestra fe. También algunos se cuestionan sobre los esfuerzos ecuménicos…
Cuando tenía ya lista la meditación para este día, y estaba a punto de hacer la grabación, me di cuenta de que había tomado la lectura bíblica equivocada. Así que me pregunté qué haría ahora… Entonces recordé las preguntas que, de tiempo a tiempo, respondo a través de este medio. Había una que me pareció apropiada para tematizarla, porque podría ser de interés común. Entonces, dice así la pregunta:
Hoy, en este día en que celebramos la Fiesta en honor a nuestro Padre Celestial, queremos simplemente meditar algunos versículos de la Palabra de Dios, acompañados en el fondo por música sacra. Al final de esta meditación, encuentran una oración, que podría ser nuestra respuesta a Dios Padre después de todo lo que hemos escuchado en el “Mensaje del Padre”. Con mucho gusto pueden también compartir dicha oración con otras personas.
Hemos llegado al final de estas meditaciones sobre el “Mensaje del Padre”, y realmente espero que las palabras de nuestro Padre Celestial, junto con las respectivas reflexiones, hayan ayudado a mostrarnos con mayor claridad el amor que el Padre nos tiene, y que nos inviten a corresponder a este amor.
No hay nada más importante que cumplir a plenitud el primer mandamiento, y para ello necesitamos del amor de nuestro Padre; ese amor que nos ofrece con tanta abundancia, por no decir prodigalidad.
“Después de haber encomendado a mi Hijo que instituyera la Sagrada Eucaristía, Yo me propuse entrar en vosotros cada vez que recibierais la Sagrada Hostia.”
En el texto que hoy escucharemos del “Mensaje del Padre”, nuestro Padre Celestial expresa un profundo deseo, al cual yo quisiera unirme. De hecho, esta serie de 39 meditaciones sobre esta Revelación del Padre a Sor Eugenia tienen un objetivo esencial: encontrar corazones en los cuales Dios, nuestro Padre, pueda morar, sintiéndose en casa en ellos.leer más
En la meditación de ayer, habíamos reflexionado acerca de la verdadera paz y la verdadera libertad, que son un regalo de Dios y que sólo podremos alcanzar al vivir conforme a Sus mandamientos. Las palabras del Padre nos dejaron muy en claro que, sólo al estar en Su Ley, podremos vivir el sentido de nuestra existencia y no caer en contradicción con Dios y con nosotros mismos.leer más