La verdad por encima de todo

Mc 6,14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.” Otros decían: “Es Elías.; otros: “Es un profeta como los demás profetas.” Al enterarse Herodes, comentó: “Seguro que aquel Juan, a quien yo decapité, ha resucitado.”

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Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel

Lc 2,22-40

Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’, y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

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Don Bosco y la confianza

Fil 4,4-9 (Lectura correspondiente a la memoria de San Juan Bosco)

Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Y que todos conozcan vuestra clemencia. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.

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El Mundo No Era Digno De Ellos

Hb 11,32-40

Hermanos: ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo si tuviera que hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los Profetas, que por la fe sometieron reinos, ejercieron la justicia, alcanzaron las promesas, cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, se curaron de sus enfermedades, fueron valientes en la guerra y abatieron ejércitos extranjeros.

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La tentación del orgullo

1Cor 1,26-31

Considerad, hermanos, vuestra vocación; porque no hay entre vosotros muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios, y Dios eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes; escogió Dios a lo vil, a lo despreciable del mundo, a lo que no es nada, para destruir lo que es, de manera que ningún mortal pueda gloriarse ante Dios.

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La luz resplandeciente de la fe

Hb 11,1-2.8-19

La fe es garantía de lo que se espera y prueba de lo que no se ve. Por ella fueron alabados todos nuestros mayores. Por la fe, Abrahán, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia. Además, salió sin saber a dónde iba. Por la fe, peregrinó hacia la Tierra prometida como extranjero, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas.

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Un poco de tiempo todavía y el que va a venir llegará

Hb 10,32-39

Hermanos: Acordaos de los días primeros, cuando, recién iluminados, tuvisteis que sostener una lucha grande y dolorosa: unas veces sometidos públicamente a calumnias y vejaciones, otras estrechamente unidos a los que así eran tratados, porque compartisteis los sufrimientos de los encarcelados y recibisteis con alegría el robo de vuestros bienes, sabiendo que poseéis un patrimonio mejor y más duradero. 

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