Después de las meditaciones sobre el Espíritu Santo, retomamos ahora nuestras acostumbradas reflexiones en base a las lecturas bíblicas del día. Espero que se hayan unido algunos nuevos oyentes, gracias a las últimas publicaciones en YouTube. A lo largo del año, con diversas ocasiones, podríamos preparar series de meditaciones similares a esta preparación para Pentecostés. Por lo demás, tengo pensado –de ser posible– grabar una vez al mes una conferencia con un tema espiritual para el canal de YouTube (Elijerusalem).
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El verdadero guía de la misión
Hch 16,1-10
En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y Listra, donde había un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de mujer judía creyente y de padre griego, que contaba con el testimonio de los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso que marchara con él. Se lo trajo y le circuncidó a causa de los judíos de aquellos lugares, porque todos sabían que su padre era griego. Conforme atravesaban las ciudades, les entregaban, para que las observasen, las decisiones dictadas por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén. Las iglesias se robustecían en la fe y aumentaban en número día a día.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando
Hoy tendremos dos meditaciones, relacionadas entre sí. La primera corresponde al evangelio del día; y la segunda, a un pasaje del “Mensaje de Dios Padre” a Sor Eugenia, como solemos hacerlo el día 7 de cada mes.
Jn 15,12-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer.
Aspectos del seguimiento
Jn 15,9-11
Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo llegue a plenitud.»
Dios es nuestro verdadero hogar
Lc 9,57-62
Lectura correspondiente a la memoria de San Gotardo
En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo a Jesús: “Te seguiré adondequiera que vayas.” Jesús replicó: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.” Dijo a otro: “Sígueme.” Pero él respondió: “Déjame ir primero a enterrar a mi padre.” Replicó Jesús: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú vete a anunciar el Reino de Dios.” Hubo otro que le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.” Replicó Jesús: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.” leer más
Es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones
Hch 14,19-28
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio que sedujeron a la muchedumbre, de modo que apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto. Pero rodeado de los discípulos se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente marchó con Bernabé a Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y hacer numerosos discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, confortando los ánimos de los discípulos y exhortándoles a perseverar en la fe, diciéndoles que es preciso que entremos en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones.
Fidelidad a la Tradición
1Cor 15,1-8
Hermanos, quiero traeros a la memoria el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el que permanecéis firmes; y el que os salvará, si lo guardáis tal como os lo prediqué. Si no, ¡habríais creído en vano! En primer lugar os transmití lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; que después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que todavía la mayor parte viven, aunque otros ya murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
Producir abundante fruto
Jn 15,1-8
Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Él corta todo sarmiento que en mí no da fruto, y limpia todo el que da fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, tampoco vosotros podréis si no permanecéis en mí.
Permanecer en la alegría
Hch 13,44-52
El sábado siguiente se congregó casi toda la ciudad para oír la palabra del Señor. Cuando los judíos vieron la muchedumbre se llenaron de envidia y contradecían con injurias las afirmaciones de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía: “Era necesario anunciaros en primer lugar a vosotros la palabra de Dios, pero ya que la rechazáis y os juzgáis indignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles.
No decaer en la evangelización
Jn 14,1-6
Jesús dijo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, no os habría dicho que voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y ya sabéis el camino adonde yo voy.” Le dijo Tomás: “Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?” Respondió Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.”