ITINERARIO CUARESMAL | Día 25: “Sobre la contemplación (I)”

A lo largo de nuestro itinerario cuaresmal, he mencionado varias veces la oración contemplativa. Aunque no todas las personas lleguen a experimentar los diversos niveles de la contemplación, es bueno al menos saber de qué se trata esta forma de oración. Al abordar este tema, tendré muy en cuenta que la mayoría de las personas que escuchan estas meditaciones no viven en un monasterio, totalmente inmersas en una vida contemplativa. Espero que algunos aspectos de esta meditación sobre la contemplación sean de provecho para que nuestra vida y nuestra oración se vuelvan aún más receptivas a la presencia de Dios.

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EL TRATO DE DIOS CON SUS AMIGOS

“Cada día te hablaré un poco sobre mis deseos en relación con los hombres, sobre mis alegrías y mis penas” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Estas palabras a la Madre Eugenia ciertamente no van dirigidas sólo a ella, sino que se extienden también a todos aquellos que cultivan una íntima relación con el Padre Celestial. De diversas maneras, ellos podrán percibir su voz. En efecto, Dios invita a todos los hombres a esta relación de profunda confianza, de modo que no sólo le expresemos y encomendemos nosotros todas nuestras preocupaciones, sino que también Él pueda comunicarnos lo que lleva en su Corazón.

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 24: “Dar el lugar correcto a los mensajes proféticos”

Hoy retomamos el tema de las “apariciones y revelaciones privadas”. Éstas últimas son los mensajes recibidos en apariciones o alocuciones interiores.

Ayer hice énfasis en que debemos prestarles atención, porque –siempre y cuando sean auténticas– son pautas que nos da el Señor, mostrándonos un camino y proporcionándonos ayuda en la situación concreta en que nos encontremos, ya sea a nivel del mundo como de la Iglesia.

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CORAZONES QUE ENTIENDAN A DIOS

“¿Qué es lo que deseo alcanzar a través de esta ‘obra de amor’, si no encontrar corazones que puedan entenderme?” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Comprenderemos más profundamente a nuestro Padre cuando lleguemos a conocer su Corazón. ¡Y eso es lo que Él quiere! Quiere que captemos su amor, su motivación, su Ser…

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 23: “Escuchar a los profetas”

La lectura de hoy, tomada del Libro de Jeremías, nos recuerda que debemos escuchar a los profetas. Dios nos habla a través de ellos, para guiarnos de vuelta al camino recto. Sabemos que, desde que envió a su propio Hijo al mundo, Dios nos habla a través suyo (Hb 1,1-2) y con la voz de la Iglesia; no obstante, sería erróneo excluir ahora por completo la dimensión profética. El Señor le dice a Jeremías:

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 22: “Fidelidad a la Tradición”

Empecemos la meditación de este día escuchando las palabras que el Señor dirige a sus discípulos en el evangelio de hoy:

“No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla. Así, el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5,17-19).

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“ENSÉÑANOS A CALCULAR NUESTROS AÑOS”

“Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato” (Sal 89,12).

Una oración sencilla, pero de gran alcance… Todos estamos de camino y tendremos que atravesar la muerte como último puente hacia la eternidad. Nadie conoce la hora en que le llegará. Pero para las personas de fe, este “último enemigo a ser vencido” (1Cor 15,26) va perdiendo su espanto en la medida en que conocemos el amor del Padre y comprendemos que, habiendo atravesado la muerte, retornaremos a nuestro hogar, donde Jesús nos ha preparado las moradas (Jn 14,2-3).

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“ME SIENTO TRANQUILO”

“Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo” (Sal 26,3).

Esta actitud de tranquilidad es distinta a un optimismo meramente humano. Éste último radica en la naturaleza del hombre; mientras que la tranquilidad de la que aquí se habla resulta de haber depositado toda la confianza  en el Señor, que a su debido tiempo pone fin a las guerras y protege a los suyos.

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