«¡Cuán grande sería mi alegría al ver a los padres enseñando a sus hijos a llamarme frecuentemente con el nombre de ‘Padre’, lo que realmente soy!» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Showing all posts by Elija
Quien ama a Dios, que ame también a su hermano
1Jn 4,17-21
En esto alcanza el amor su perfección en nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, porque tal como es él, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor. Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, que ame también a su hermano. leer más
“LA FIDELIDAD DE NUESTRO PADRE”
«La palabra del Señor es verdadera; sus obras demuestran su fidelidad» (Sal 33,4).
Permaneced en el amor
1Jn 4,7-16
Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridísimos: si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor alcanza en nosotros su perfección. En esto conocemos que permanecemos en Él, y Él en nosotros: en que nos ha hecho participar de su Espíritu. Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Si alguien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Examinad los espíritus
1Jn 4,1-6
Queridísimos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, porque han aparecido muchos falsos profetas en el mundo. En esto conocéis el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. Ése es el espíritu del Anticristo, de quien habéis oído que va a venir, y ya está en el mundo. Vosotros, hijos, sois de Dios y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo, y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; el que no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. leer más
“NUESTRO PADRE: EL BUENO POR EXCELENCIA”
«Nadie es bueno sino uno solo: Dios» (Mc 10,18).
Esta fue la primera respuesta que Jesús dio a aquel hombre que le preguntó qué debía hacer para alcanzar la vida eterna.
Plena confianza ante Dios
1Jn 3,11-24
Porque el mensaje que habéis escuchado desde el principio es éste: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. ¿Y por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un homicida; y sabéis que ningún homicida tiene en sí la vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Si alguno posee bienes de este mundo y, viendo que su hermano padece necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor a Dios? Hijos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y en su presencia tranquilizaremos nuestro corazón, aunque el corazón nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todo.
“MI VIDA COMIENZA DE NUEVO CADA DÍA”
«Mi vida comienza de nuevo cada día y termina cada noche» (Santa Edith Stein).
¿Entendemos bien lo que nos transmite la santa carmelita Edith Stein en esta frase?
“UNA MONEDA DEL SEÑOR”
«Habiendo sido purificado, el justo se convierte en una moneda del Señor y lleva impresa la imagen de su Rey» (San Clemente de Alejandría).
El Hijo de Dios destruye las obras del diablo
1Jn 2,28–3,10
Y ahora, hijos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no quedemos avergonzados lejos de él, en su venida. Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que obra la justicia ha nacido de él.
Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Queridísimos: ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica para ser como él, que es puro.