Algunos aspectos sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte II)

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Hch 1,12-14

Lectura correspondiente a la memoria de Nuestra Señora del Rosario

Cuando Jesús había ascendido al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista de Jerusalén el equivalente a un paseo permitido en sábado. Cuando llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivían. Eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús y de sus hermanos.

Al poner la mirada sobre María al final de la lectura de hoy, tenemos presente la importante Fiesta del Rosario. Precisamente en el tiempo actual, el Rosario es una oración muy valiosa, que nos une al corazón de María y permite que los misterios de la Redención se asienten en nuestro corazón.

La Fiesta del Santo Rosario fue instituida por el Papa Pío V en 1572, como conmemoración de la victoria sobre los turcos; y, por tanto, del triunfo sobre la amenaza islámica que se cernía sobre Europa. Este acontecimiento sucedió en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, en la cual las tropas cristianas salieron victoriosas contra las osmánicas. Este triunfo inesperado se le atribuyó a la intercesión de la Santísima Virgen María, pues, al igual que en otros momentos, los cristianos habían puesto su esperanza en la intervención de Ella.

También hoy en día existen muchas amenazas, que atacan o ponen en duda nuestra existencia cristiana y nuestro testimonio de Dios. Mientras la hostilidad venga de fuera, es más fácil medir la situación a la que nos enfrentamos, por dolorosa que ésta sea. Pero la cosa se pone más difícil cuando el enemigo se disfraza de ángel de luz, se adentra en la Iglesia e intenta confundir a los fieles.

En mis meditaciones, he advertido repetidamente de los desarrollos e influencias negativas, que hieren y amenazan a nuestra Iglesia. ¡Aquí es donde viene el llamamiento a la batalla espiritual! En este combate, la oración del Santo Rosario podrá llegar a tener un papel de suma importancia. En su sencillez y simplicidad, se lo puede rezar en todas partes, y, gracias a la unión con la Madre del Señor, nos proporcionará una fuerza especial.

Dos atentos pastores de la Iglesia -el Cardenal Burke y Monseñor Schneider- han hecho un llamamiento a la oración y al ayuno ante el Sínodo de la Amazonía que ya comenzó. Piden que a diario se rece un misterio del Rosario, y, de ser posible, que se ayune una vez por semana. El ayuno clásico es a pan y agua. Pero estos dos obispos también mencionan la posibilidad de ayunar así como la Iglesia pide que se lo haga el miércoles de ceniza; es decir, tomar solo una comida fuerte ese día, y en las otras dos contentarse con algo ligero.

¿Qué es lo que tanto les preocupa, para que hagan un llamamiento a la oración y al ayuno?

Se trata de ciertos pasajes del documento de trabajo para el sínodo, del que ayer ya habíamos hablado… Además de las reflexiones de que podrían haber sacerdotes casados o de que las mujeres puedan ocupar ministerios que requieren ordenación, hay también otros pasajes inquietantes en el documento, en los que se pretende integrar concepciones paganas en nuestra fe. El Cardenal Brandmüller escribió lo siguiente en su “crítica al Instrumentum Laborisdel Sínodo para la Amazonía”:

Hay que tener presente otro elemento que se encuentra en todo el “Instrumentum Laboris”, a saber: la valoración muy positiva que se hace de las religiones naturales, incluyendo las prácticas de sanación indígenas y similares; sí, aun las prácticas y formas de culto mítico-religiosas. Se habla incluso del diálogo con los espíritus en el contexto de una llamada a la armonía con la naturaleza (n. 75). En el numeral 44 se habla de la “Madre Tierra” y posteriormente también del “grito de dolor de la tierra y de los pobres” (n. 101). En consecuencia, el territorio -es decir, las junglas de la región amazónica- es incluso declarado “locus theologicus”, una fuente especial de la Divina Revelación. En él habría lugares epifánicos en los que se manifiestan las reservas de vida y de sabiduría para el planeta, que hablan de Dios (n. 19). (…) El “Instrumentum Laboris” utiliza una noción meramente inmanentista de la religión, y considera la religión como el resultado y la forma de expresión de la experiencia espiritual personal del hombre. El uso de palabras y nociones cristianas no puede ocultar que estas son utilizadas sólo como palabras vacías, a pesar de su significado original.

 

Para decirlo más sencillamente, aunque no con menos preocupación: Hay pasajes en el Instrumentum Laborispara el Sínodo de la Amazonía que, en su intento de introducir la así llamada “teología indígena” en el pensar de la Iglesia y en su liturgia, van tan lejos que llevan a una deformación de nuestra fe católica. Aquí se asumen concepciones paganas de forma totalmente acrítica y romanticista, y, en una alarmante carencia del discernimiento de los espíritus, se representan tales ideas paganas como si fuesen elementos que vivificarían a la Iglesia. Evidentemente aquí ya no se tiene presente que, detrás de muchas prácticas paganas, se ocultan demonios para no permitir que las personas salgan de su ignorancia. Es imposible que la Iglesia tenga la misión de debilitarse a sí misma, al integrar concepciones religiosas de pueblos aborígenes paganos, perdiendo más y más su propia identidad.

Es bueno fomentar una conciencia del cuidado del medio ambiente y una sensibilidad para el valor de la Creación que el Señor nos ha confiado. Sin embargo, para que sea espiritualmente sana y genuinamente cristiana, esta sensibilidad debe permanecer libre de cualquier elemento ideológico y ajeno a nuestra fe.

Entonces, hace falta una gran vigilancia, para que este sínodo quede preservado de errores, los cuales, por cierto, ya están contenidos en el documento de trabajo. De lo contrario, el sínodo agrandará el abismo entre aquellos que quieren permanecer fieles a la doctrina y práctica católica, y aquellos otros que creen reconocer la guía de Dios en estos “nuevos caminos”, pero en realidad se alejan…