AFERRARSE AL ANCLA DE LA CONFIANZA

“Os exhorto una y otra vez a la confianza, pues un alma que confía en su Señor y pone en Él toda su esperanza, no tiene nada que temer. Pero el enemigo de nuestra salvación siempre ronda en torno nuestro para arrebatar el corazón del ancla que nos lleva a la salvación; a saber, la confianza en Dios, nuestro Padre. Tenemos que sujetar muy, muy fuerte esta ancla, sin permitir que se nos suelte un solo instante, porque entonces todo estaría perdido” (San Pío de Pietrelcina).

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