El camino de la sencillez

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Is 58,9b-14

Así habla el Señor: “Si no apartas de ti todo yugo; si no delatas y no acusas en falso, si partes tu pan con el hambriento, si sacias el hambre del indigente, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como el mediodía. Te guiará Yahvé de continuo, saciará tu hambre en las sequedades, dará vigor a tu cuerpo y serás como huerto regado, como manantial de aguas cuyo cauce nunca falla.

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El ayuno como preparación

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Mt 9,14-15

Se le acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, siendo así que nosotros y los fariseos practicamos el ayuno?” Jesús les dijo: “¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán.”

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Elegir la vida es elegir a Dios

«Si escuchas los mandamientos de Yahvé tu Dios (…), vivirás»

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Dt 30,15-20

Mira, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Si escuchas los mandamientos de Yahvé tu Dios que yo te mando hoy, amando a Yahvé tu Dios, siguiendo sus directrices y guardando sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y te multiplicarás; Yahvé tu Dios te bendecirá en la tierra en la que vas a entrar para tomarla en posesión.

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El ayuno santo – Miércoles de Ceniza

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Jl 2,12-18 

“Mas ahora -oráculo de Yahvé- volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos y con duelo.” Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved a Yahvé, vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, lento a la cólera, rico en amor, y se retracta de las amenazas. ¡Quién sabe si volverá y se compadecerá, y dejará a su paso bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios!

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Servir a Dios y a los hombres

“Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”

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Mc 9,30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán, mas a los tres días de haber muerto resucitará.” Pero ellos, que no entendían sus palabras, tenían miedo de preguntarle.

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Aspectos sobre la fe

«Yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»

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Mc 9,14-29

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: “¿De qué discutís?” Uno le contestó: “Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.” Él les contestó: “¡Ay, generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?”

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Perfectos como el Padre del cielo

El sermón de la montaña

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Mt 5,38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo que no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla,  vete con él dos. A quien te pida da, y no vuelvas la espalda al que desee que le prestes algo.

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Pastores según el corazón de Dios

La Cátedra de Pedro

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1Pe 5,1-4

A los presbíteros que hay entre vosotros, yo -presbítero como ellos y, además, testigo de los padecimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse- os exhorto: apacentad la grey de Dios que se os ha confiado, gobernando no a la fuerza, sino de buena gana según Dios; no por mezquino afán de lucro, sino de corazón; no como tiranos sobre la heredad del Señor, sino haciéndoos modelo de la grey. Así, cuando se manifieste el Pastor Supremo, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

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La negación de sí mismo

“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.»

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Mc 8,34–9,1

En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla?

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Confianza en los caminos de Dios

Pedro le contestó: «Tú eres el Cristo»

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Mc 8,27-33

En aquel tiempo, iba Jesús con sus discípulos hacia los poblados de la región de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le respondieron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.” Él les preguntó: “Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo.” Entonces les ordenó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.

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