LA SITUACIÓN ACTUAL EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA FE

Las reflexiones que siguen a continuación están relacionadas con otros aspectos que he tematizado en publicaciones previas[1]. Si bien me dirijo en primera instancia a las personas de fe, estas observaciones no son exclusivamente para ellos.

En mis meditaciones diarias[2], he señalado en varias ocasiones que, desde mi punto de vista, el rumbo que ha emprendido la Iglesia en el actual Pontificado va hacia una dirección equivocada en cuestiones esenciales[3].

Este rumbo equivocado también se había manifestado anteriormente, pero bajo el Pontificado de Francisco se ha vuelto prácticamente “oficial”. Casi todo el episcopado se adhiere a este camino y sucumbe al engaño del “Príncipe de este mundo” (Jn 12,31). Es un “espíritu distinto” el que está actuando (2Cor 11,4), en perjuicio de la Iglesia[4].

También resulta alarmante ver cuántos sacerdotes permanecen en silencio –sea por la razón que fuere–, siendo así que ellos deberían notar que la barca de la Iglesia está “a punto de volcarse”… Aunque puedan tener buenos motivos para contrarrestar más bien de forma indirecta el rumbo emprendido por el Papa, resulta desconcertante para los fieles que apenas haya pastores que les den instrucciones claras en estos tiempos difíciles.

Por esta omisión puede suceder que incluso los fieles católicos sean engañados. De hecho, ellos están acostumbrados a obedecer y confiar en los pastores de la Iglesia. Lamentablemente, ante la situación actual hay que decir con claridad que muchos de los que fueron llamados a proteger al rebaño se han convertido en “ciegos y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo” (Mt 15,14). ¡Ya no se les puede obedecer! En efecto, la maravillosa virtud de la obediencia se pervirtiría en una complicidad con el error, y esto no debe suceder.

¿Acaso los poderes de las tinieblas podrían haber elegido un mejor escondite que la misma jerarquía para debilitar a la Iglesia y someterla a sus planes?

A nivel exterior, la Iglesia parece seguir funcionando como siempre en su estructura mundial. Todos los previos intentos de destruirla han fracasado, porque la Iglesia es indestructible y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella (Mt 16,18). Entretanto, sus enemigos parecen haber entendido la lección. Pero, eso sí, puede ser infiltrada hasta los más altos círculos de la jerarquía y guiada por un espíritu falso, tal como está sucediendo actualmente. Si este espíritu –que no es otro que el ángel caído Lucifer– logra ejercer su influencia  hasta en la cima de la Iglesia, se aprovechará de la estructura y organización existentes, engañando así a los fieles a nivel mundial. ¡Precisamente esto es lo que está ocurriendo actualmente!

Las intenciones de Lucifer

Lucifer no quiere ejercer su dominio solamente sobre la Iglesia; sino también sobre el mundo entero. Esta meta sólo podrá alcanzarla haciendo que la Iglesia –bajo su influencia– coopere con aquellos poderes en el mundo que ya están bajo su control. Este es el suceso tan peligroso y doloroso que tenemos que constatar en el actual Pontificado.

Los dos papas anteriores a Francisco (Benedicto XVI y Juan Pablo II), aún representaban un obstáculo a las pretensiones de “omnipotencia” de Lucifer. Ahora, en cambio, parece ser posible que el Príncipe de las tinieblas instaure en un futuro cercano a su lacayo humano –el Anticristo– como gobernante visible, para llevar a cabo sus oscuros planes. De parte de la jerarquía eclesiástica infiltrada –incluido el Papa mismo–, apenas tiene que temer resistencia, exceptuando unos pocos prelados. Incluso es de temer que una jerarquía que haya caído en su engaño se ponga del lado del Anticristo, arrastrando consigo a una gran parte de los fieles.

Hasta el momento, el “lacayo de Lucifer” no ha asumido su dominio de forma visible, pero su espíritu sí que está actuando intensamente en la Iglesia y en el mundo.

¿Por qué pongo el enfoque en la situación de la Iglesia?

Si me enfoco en la situación de la Iglesia es porque Ella es la que tiene la misión de anunciar el Evangelio a los hombres en el mundo. Sólo habiéndose convertido a Dios, el hombre se vuelve capaz de vivir conforme a su destinación eterna y puede alcanzar la salvación en Cristo. Toda persona que acepte la invitación del Señor es arrebatada del dominio de las tinieblas (cf. Col 1,13) y liberada de la influencia de Lucifer. Por tanto, si la Iglesia ya no asume como corresponde su tarea de anunciar el Evangelio con autoridad; si se debilita en su interior por la acción de un espíritu falso e incluso coopera con él, entonces Ella ya no es capaz de interpretar correctamente la gran crisis y la peligrosa situación en que nos encontramos, ni podrá señalar a los hombres el camino a seguir.

Precisamente esta plaga de dimensiones mundiales –que ha sido permitida por Dios– es un claro llamado a la conversión, para que los hombres lo busquen a Él. Una vida que no corresponde a la Voluntad de Dios ni observa Sus Mandamientos, porta en sí misma el germen de la destrucción. Por ello, resulta tan trágico que, en estos tiempos difíciles, el anuncio del Evangelio haya enmudecido casi por completo en boca de la jerarquía de la Iglesia Católica. ¿Cuál obispo establece la relación entre la crisis mundial del coronavirus y el pecado de los hombres? ¿Quién llama a las cosas por su nombre? ¿Quién exhorta a la conversión y anuncia que hay un Dios misericordioso, que ofrece el perdón de los pecados en Su propio Hijo?

Tales voces se escuchan sólo rara vez, y por cada una de ellas se puede estar muy agradecido.

Los altos representantes de la Iglesia, en cambio, se convierten en cómplices de los poderosos de este mundo. Esta situación trae a la memoria a los falsos profetas del Pueblo de Israel, que, en lugar de anunciar la Voluntad de Dios, proclamaban lo que los reyes de su tiempo querían escuchar. ¡También hoy en día sucede así!

La crisis del Coronavirus como herramienta del poder

En la crisis actual, se está introduciendo una especie de vacunación obligatoria, con productos moralmente indignos. En todas las vacunas que hasta ahora han sido aprobadas en Europa, se emplearon líneas celulares derivadas de niños abortados, ya sea en la fase de desarrollo, en la producción o en los ensayos[5]. A esto vienen a añadirse todas las cuestionables medidas que se tomaron para controlar una epidemia.

En ciertos países, esta campaña de vacunación –con sus coacciones, restricciones a las libertades civiles y marginación de quienes no quieren someterse a ella– ya está adquiriendo rasgos de una tiranía. Ahora incluso se pretende extenderla a los niños, sometiéndolos a una vacunación totalmente absurda e innecesaria para ellos, además de ser peligrosa.

Hasta el día de hoy, no se conocen las causas exactas del brote de este virus. Ni siquiera se puede descartar que todo este acontecimiento haya sido provocado deliberadamente. Ahora, con esta vacuna, se ofrece a los hombres una supuesta solución al problema, que, al mismo tiempo, los hace dependientes de las posteriores medidas gubernamentales. Esto parece apuntar a que detrás hay ciertos poderes que quieren controlar a la humanidad.

Lamentablemente, la Iglesia no se está levantando con autoridad profética, para advertir a las personas de estas vacunas e insistir en tratamientos intachables a nivel médico y moral. En su ceguera, muchos altos representantes de la Iglesia –incluido su máximo líder–, están convirtiéndose en portavoces y promotores de un experimento médico, cuyos efectos negativos son cada vez más evidentes. Así, casi todos los representantes oficiales de la Iglesia están en el lado equivocado en esta situación tan candente.

Pero, ¿cómo utilizará Dios esta situación?

Sin duda, se trata de la conversión de los hombres. ¡Esto es lo decisivo! En ese sentido, a pesar de todo el dolor frente a esta “plaga”, podemos ver en ella una gran oportunidad para que las personas despierten del delirio de una vida sin sentido o de la confusión del pecado.

A nivel eclesiástico, la verdad debe separarse del error; es decir que ha de desprenderse todo aquello que ya no hace parte de Ella. Posiblemente, la fracción apóstata de la Iglesia se alíe con otras religiones y sistemas de creencias, bajo el pretexto de la “fraternidad entre todos los hombres”, para formar una especie de “entidad ecuménica”. Aunque mantenga su apariencia externa, ésta ya no sería la Iglesia de Cristo.

Su verdadera Iglesia, en cambio –es decir, aquellos fieles que se aferran firmemente a los mandamientos de Dios y a la auténtica doctrina de la Iglesia, sin dejarse influenciar por el espíritu anticristiano–, tendrá que “huir al desierto” (cf. Ap 12,14), bajo el manto protector de María, y vivir en clandestinidad por un tiempo.

Dios se valdrá de esta situación, para que las personas que están en búsqueda de la verdad puedan identificar así a la verdadera Esposa de Cristo y reciban de Ella un testimonio auténtico del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia. ¡Esto podría ayudar a las personas a tener un verdadero encuentro con Dios y a experimtar una conversión real, y darles esperanza!

De forma análoga a los que, por causa de la fe, se ven separados de la “Iglesia políticamente correcta”, les sucederá a aquellos que, en el ámbito civil, no quieren rendirse a una vacunación obligatoria. De alguna manera, está repitiéndose a nivel del mundo algo que ya ocurre en la Iglesia. Las autoridades civiles exigen someterse a su programa de vacunación. Aquellos que no lo hacen, están cada vez más expuestos a ser perseguidos, y posiblemente también tengan que retirarse a una especie de “desierto” y seguir actuando en la clandestinidad.

Se requiere una resistencia coordinada, tanto de los fieles como de las personas de buena voluntad, para hacer frente a las fuerzas del mal y a aquellos que, sabiéndolo o no, cooperan con ellas.

Resistencia espiritual

Como se deduce de estas reflexiones, lo primordial será la resistencia de carácter espiritual, puesto que los maquinadores de estos planes malvados son los ángeles caídos. Se requiere un ejército de personas orantes, que sepan cómo defenderse de estas influencias oscuras. Para ello, deben ser formados por el Señor, para aprender a resitir en Su fuerza a las insidias del Diablo. Será esencial que profundicen día a día su relación con Dios y que, revestidos con la armadura de Dios (cf. Ef 6,10-18), hagan su parte para frustrar los planes de Lucifer. ¡Aquí será importante cooperar con la Iglesia Celestial y la Iglesia Purgante!

 Otras formas de resistencia

Puesto que Lucifer coopera con las personas que han caído en su engaño, también conviene aplicar otras formas de resistencia pacífica a nivel humano. Aquellas personas que perciben que se trata de un engaño, que se está llevando adelante un plan maligno para subyugar a los hombres, que está surgiendo una nueva dictadura, que priva a las personas de sus libertades y las coacciona directa o indirectamente para que acepten una vacuna peligrosa; todas ellas están llamadas a ofrecer resistencia con medios pacíficos.

Esta resistencia puede adoptar diversos matices, tal como sucedió en el pasado con aquellos movimientos que lucharon contra sistemas totalitarios.

Actualmente, se está formando ya una resistencia. Mencionaré a continuación algunos puntos que serían importantes para esta resistencia, algunos de los cuales se están aplicando ya:

  • Ninguna complicidad con la injusticia.
  • Desobediencia civil ante órdenes injustificadas.
  • Examinar las acciones legales que podrían emprenderse contra los gobiernos.
  • Manifestaciones pacíficas contra las medidas gubernamentales.
  • Medios de comunicación alternativos con información seria.
  • Establecer un sistema alimentario alternativo, interconectándose, por ejemplo, varias granjas.
  • Crear redes entre los movimientos de resistencia a nivel local, nacional e internacional.
  • Rechazo contundente a la vacunación. Denuncia de sus peligros y de las posibles maquinaciones de los gobiernos.
  • Buscar y emplear tratamientos alternativos, que sean moralmente limpios.
  • Para los que ya han sido vacunados, negarse a cualquier dosis posterior. En este caso, podría ser necesario sanar los efectos de la inyección, tanto a nivel corporal como espiritual.
  • Documentación seria de los efectos secundarios y casos de muerte tras la vacunación; recopilación de testimonios. Animar a las personas a que notifiquen y den a conocer las graves consecuencias y muertes acontecidas, y no callarlas por miedo.

Cooperación entre la resistencia espiritual y las otras formas de resistencia

El peligro de una toma de poder totalitaria, bajo el signo de una dictadura sanitaria, representa una amenaza mortal para todos los hombres. Podría describírselo como una “guerra global contra la humanidad”. Cada uno está llamado a asumir su lugar para ofrecer resistencia. La tarea de las personas de fe será señalar una y otra vez el contexto más profundo de la crisis, pues no se trata solamente de resistir a los poderes políticos y sociales destructivos; sino de rechazar los planes malvados, maquinados por los demonios junto a las personas que cooperan con ellos.

En esta resistencia tan necesaria, el recuerdo del Evangelio nos hará conscientes de la presencia de Dios en esta crisis, y nos preservará también de la desesperación y el desánimo. Precisamente cuando nos enfrentamos a estructuras plagadas de corrupción; cuando prácticamente todos los poderes militares, políticos, jurídicos, financieros e incluso eclesiásticos –sabiéndolo o muchas veces sin saberlo– están al servicio de fuerzas anticristianas; no bastarán los medios humanos, por bienintencionados que sean, ni será suficiente la valentía meramente humana para impedir el avance de este dictadura global.

Esta constatación no pretende hacer de menos la valentía a la hora de ofrecer resistencia y hacer lo que está en nuestras manos para contrarrestar estas tendencias. Al contrario: también las personas que no son muy religiosas están luchando en el lado correcto cuando defienden la justicia y la dignididad y libertad que Dios ha concedido al hombre. ¡Que el Señor les conceda acercarse a Él en este tiempo de crisis, y comprender que, así como es necesario defender la libertad, también lo es defender los Mandamientos de Dios, cuya transgresión ha acarreado esta crisis mundial!

Monseñor Carlo María Viganò, uno de los pocos obispos de la Iglesia Católica que se ha pronunciado en esta situación, dice lo siguiente[6]: “También es indispensable dar un ‘alma cristiana’ a esta protesta civil, para que se mantenga noble a nivel moral y pueda esperar tener éxito y contar con la bendición de Dios.”

Cuando el tribunal eclesiástico le preguntó a Santa Juana de Arco por qué, si ella había sido enviada por Dios, necesitaba un ejército de soldados para liberar a los franceses de la ocupación inglesa, ella respondió:

“¡Los soldados lucharán, y Dios dará la victoria!” 

¡Que así sea!

 

Hno. Elías

Octubre de 2021

CONTACTO: balta-lelija@jemael.net

Descargar PDF: LA SITUACIÓN ACTUAL EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA FE

 

[1] http://es.elijamission.net/blog/

[2] Meditaciones diarias del Hno. Elías: es.elijamission.net

[3] http://es.elijamission.net/blog-post/un-testimonio-personal-sobre-el-pontificado-del-papa-francisco/

[4] http://es.elijamission.net/blog-post/el-gran-engano/

[5] La problemática  moral de las vacunas la he tratado más a profundidad en mi “Reflexión sobre la vacuna contra Covid-19”: http://es.elijamission.net/wp-content/uploads/2021/04/Impfbroschure-in-spanisch-DIN-A4_-ganze-Version.pdf

[6] Arzobispo Carlo Maria Viganò, Holy Rosary for the end of the pandemic emergency, 17 de octubre 2021. Disponible en: https://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/5648-holy-rosary-for-the-end-of-the-pandemic-emergency