La voz del Señor

Jn 10,1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús: “En verdad, en verdad os digo que el que no entre por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas atienden a su voz; luego las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado a todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. En cambio, no seguirían a un extraño; huirían de él, pues las ovejas no reconocen la voz de los extraños”. Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

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El pan de vida

Jn 6,52-59

En aquel tiempo, discutían entre sí los judíos y decían: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”

Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

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La ayuda del cielo en la evangelización

Hch 8,26-40

En aquellos días, un ángel del Señor habló así a Felipe: “Ponte en marcha hacia el sur, por el camino que baja de Jerusalén a Gaza atravesando la estepa.” Felipe se avió y partió. Por el camino vio a un etíope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros y que había venido a adorar en Jerusalén.

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La humildad como fundamento

1Pe 5,5-14

Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegada la ocasión, os ensalce; confiadle todas vuestras preocupaciones, pues él cuida de vosotros. Sed sobrios y velad.

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Trabajad por el alimento que perdura

Jn 6,22-29

Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no había más que una barca y que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades, cerca del lugar donde habían comido pan.

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Una vida en el temor del Señor

1Pe 1,17-21

Hermanos: Si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según su conducta, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro. Y sabed que no habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres con algo caduco, con oro o plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin tacha y sin mancilla. Él fue predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos en interés vuestro; y por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios.

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