Oración por los pueblos

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Jl 4,12-21

“¡Que se movilicen y suban las naciones al Valle de Josafat! Pues allí me sentaré yo para juzgar a todos los pueblos vecinos. Meted la hoz, porque la mies está madura; venid a pisar, que el lagar está lleno y las tinajas rebosan: tantos son sus delitos.” ¡Multitudes y multitudes en el Valle de la Decisión! Porque está cerca el Día de Yahvé en el Valle de la Decisión. El sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo. Yahvé ruge desde Sión, desde Jerusalén alza su voz: ¡el cielo y la tierra se estremecen!

Pero Yahvé será un refugio para su pueblo, una fortaleza para los hijos de Israel. “Sabréis entonces que yo soy Yahvé vuestro Dios, que habito en Sión, mi monte santo. Jerusalén será lugar santo y los extranjeros no volverán a pasar por ella.” Aquel día los montes destilarán vino y las colinas manarán leche, por todas las torrenteras de Judá correrán las aguas y brotará una fuente del Templo de Yahvé que regará el valle de las Acacias. Egipto quedará hecho una desolación y Edom, un desierto desolado, por su violencia contra los habitantes de Judá, cuya sangre inocente derramaron en su tierra. Pero Judá estará habitada para siempre y Jerusalén, de edad en edad. “Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune”, y Yahvé morará en Sión.

 En la meditación de este día no me referiré a la lectura, sino que quisiera tematizar una iniciativa de oración que llevamos a cabo en el año 2011 en Ecuador, y que posteriormente pasó a México. En ese entonces, nuestra comunidad en Ecuador se vio confrontada a la violencia criminal, y a partir de esa experiencia surgió la iniciativa de oración “Quebrar la vara del violento”. Después de que muchas personas en dicho país se unieron a orar, se redujeron las tasas de los crímenes más graves en Ecuador: homicidio, secuestro y violación.

Después, la iniciativa “Quebrar la vara del violento” pasó a México, y también allí fueron muchas las personas que estuvieron dispuestas a realizar a diario esta oración.

Las noticias actuales de Ecuador, así como la creciente violencia en México, me impulsan a hacer nuevamente un llamamiento a una determinada oración.

Esta oración a la que me refiero es una versión ampliada en relación con “Quebrar la vara del violento”, y ya no abarca sólo la violencia criminal; sino también otras formas de violencia. Quisiera a continuación explicar en brevedad los elementos contenidos en esta oración. Puesto que son muchas las personas que siguen a diario nuestras meditaciones, quiero aprovechar la ocasión para recomendar que nos unamos en esta oración y, de ser posible, que la compartamos también con otros. De hecho, son muchos los países que sufren bajo la violencia, como es el caso de Venezuela y otras naciones latinoamericanas.

Ya que la oración de “Quebrar la vara del violento” se ha ampliado, puede empleársela de forma universal, abarcando así la situación difícil de los diversos países.

El título de la nueva versión es: “Oración por los pueblos”.

¡Una y otra vez tenemos que recordar cuán importante es la oración, y que es Dios mismo quien nos empuja a orar! De esta manera, cooperamos con Él y le pedimos que intervenga.

Ahora, daremos una breve explicación de la oración. La primera parte dice:

“Amado Padre Celestial, llenos de confianza nos dirigimos a Ti, creyendo firmemente que vendrás al auxilio de los pueblos. Mira el sufrimiento causado por tantas formas de violencia injusta, e intervén con tu poder para debilitar al Maligno.”

Aquí hacemos referencia a todo tipo de violencia física: en la vida familiar y en la sociedad; violencia ilegítima ejercida por el Estado, etc…

La segunda parte de la oración sigue:

“Mira la confusión anticristiana que se difunde cada vez más en este mundo, queriendo influenciar aun a la Iglesia. Ilumínanos y fortalécenos con tu Espíritu Santo, para que podamos resistir al espíritu del mal con Tu poder.”

Aquí nos referimos a la violencia psicológica y espiritual, a las diversas manipulaciones ideológicas a través de los medios masivos, que socavan la fe cristiana y se oponen a ella. El espíritu anticristiano no se detiene ni siquiera ante la Iglesia; sino que la debilita progresivamente por dentro, y ataca incluso a la fe misma.

La tercera parte de la oración dice:

“Preserva a los Tuyos en la fidelidad a Ti y haznos apóstoles de tu amor paternal, para que todos los hombres reconozcan y sigan a tu Hijo Jesucristo, Nuestro Señor.”

¡La verdadera paz vendrá sólo a través del Hijo de Dios! Sólo en cuanto los hombres conozcan y honren a Dios, podrá haber una paz duradera. Es por eso que el anuncio de la fe no es importante únicamente para alcanzar la vida eterna; sino también para obtener en esta vida aquella paz que sólo Dios puede conceder.

Entonces, el mensaje de hoy es la petición de rezar frecuentemente esta oración y de compartirla también con otras personas, para que las fuerzas del Mal sean contrarrestadas, dondequiera que actúen…

 “Amado Padre Celestial, llenos de confianza nos dirigimos a Ti, creyendo firmemente que vendrás al auxilio de los pueblos. Mira el sufrimiento causado por tantas formas de violencia injusta, e intervén con tu poder para debilitar al Maligno. Mira la confusión anticristiana que se difunde cada vez más en este mundo, queriendo influenciar aun a la Iglesia. Ilumínanos y fortalécenos con tu Espíritu Santo, para que podamos resistir al espíritu del mal con Tu poder. Preserva a los Tuyos en la fidelidad a Ti y haznos apóstoles de tu amor paternal, para que todos los hombres reconozcan y sigan a tu Hijo Jesucristo, Nuestro Señor.”