OBRAS SOBRENATURALES

“Se avanza más en un solo día soportando las tribulaciones que nos vienen de Dios o del prójimo que en diez años con sufrimientos escogidos por nosotros mismos” (Santa Teresa de Ávila).

Prestemos mucha atención a lo que nos enseña una maestra de la vida espiritual, porque sus consejos nos harán entender mejor los caminos de Dios para con nosotros y podremos sacar las conclusiones apropiadas para nuestro seguimiento del Señor.

El punto decisivo es que siempre actuamos mucho más acorde al plan de Dios cuando aceptamos lo que viene directamente de Él, que cuando nosotros mismos escogemos lo que nos parece importante. Esto no significa que ya no podamos ofrecerle algo al Señor por iniciativa propia; sino que se trata de una invitación profunda a prestar mucha atención al Espíritu Santo, fijándonos en cómo Él nos guía y nos impulsa a actuar en conformidad con Él.

Santa Teresa se refiere aquí a los actos sobrenaturales, que realizamos cuando, al igual que en la contemplación, dejamos que sea Dios quien actúe y nosotros cooperamos con Él.

Cuando le ofrecemos al Señor nuestros sacrificios, ciertamente Él los acepta benignamente y nos los cuenta como méritos. ¡No cabe duda de ello! Sin embargo, no tienen la misma magnitud que cuando cumplimos directamente la Voluntad de Dios.

Este sencillo ejemplo podrá ayudarnos a entenderlo mejor: Supongamos que queremos hacer una gran obra y le ofrecemos al Señor uno y otro sacrificio, imponiéndonos fuertes renuncias y abstinencias. Ciertamente el Señor verá nuestros esfuerzos y los considerará como un acto de amor de nuestra parte. Pero tal vez Él había dispuesto algo distinto para nosotros y hubiera querido que, por ejemplo, realicemos esta u otra obra en otro momento, con la confianza puesta en Él. El Padre intenta transmitírnoslo, pero nosotros estamos totalmente absortos en hacer realidad nuestras propias ideas de cómo creemos poder mostrarle nuestro amor.

Recordemos a Marta y a María: la primera estaba completamente ocupada en servir a Jesús. María, en cambio, se sentó a sus pies para escucharlo. Sabemos lo que al final le dijo el Señor a Marta: “María ha escogido la mejor parte”(Lc 10,42).

¿Qué podemos llevarnos de esta reflexión? Intentemos entrar en un diálogo íntimo con nuestro Padre, para comprenderlo cada vez mejor y dejarlo actuar. De esta manera, nuestra vida adquirirá un carácter cada vez más sobrenatural y Dios podrá realizar grandes obras con nosotros.