“CUANDO MUERA NO SE LLEVARÁ NADA”

“No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él”
(Sal 48,17-18).

¿Qué nos llevaremos a la hora de nuestra muerte? ¿Qué podremos ofrecerle como regalo a nuestro Padre, a Aquél que es dueño de todo, que es inconmensurablemente rico y a quien nada le falta?

Las riquezas materiales serán más bien una carga y una responsabilidad por la que tendremos que rendir cuentas si no supimos compartir con los pobres. ¿De qué servirán en la hora del juicio todas las obras terrenales que no estaban impregnadas por el amor?

“Luego oí una voz que decía desde el cielo: ‘Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Sí, que a partir de ahora –dice el Espíritu– descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan’” (Ap 14,13).

Entonces, sí que hay algo que podemos llevar con nosotros a la vida eterna, algo que alegrará a nuestro Padre, algo que se nos convertirá en mérito, algo que puede resistir ante el Señor y que incluso puede llegar a ser nuestra gloria. Así, estando próxima la hora de su muerte, un Apóstol Pablo podía afirmar con profunda confianza y certeza interior:

“He peleado el noble combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la merecida corona que el Señor, el Justo Juez, me entregará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han deseado con amor su venida” (2Tim 4,7-8). 

Se trata, pues, de las buenas obras, las obras del Señor que estamos llamados a practicar en esta vida: “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús, para hacer las obras buenas, que Dios había preparado para que las practicáramos” (Ef 2,10).

Si seguimos las mociones del Espíritu Santo, nos acompañarán hacia la eternidad las obras que se nos convierten en méritos, aquellos tesoros que estamos llamados a atesorar en el cielo, allí “donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben” (Mt 6,20). ¡Eso es lo que podemos llevar con nosotros a la hora de la muerte!