La disposición a cambiar

Hoy, siendo el último día del mes de octubre, concluiremos la serie sobre la vida espiritual, que pretendía darnos una perspectiva de lo que propicia el camino de seguimiento de Cristo y lo hace fructificar. Antes de retomar mañana nuestras acostumbradas meditaciones bíblicas, la meditación del día de hoy –la última de esta serie de espiritualidad– nos señalará una condición básica que hemos de cumplir si queremos crecer espiritualmente.

“Despojaos del hombre viejo, que se corrompe conforme a su concupiscencia seductora; renovad vuestra mente espiritual, y revestíos del hombre nuevo, que ha sido creado conforme a Dios en justicia y santidad verdaderas” (Ef 4,22-24).

leer más

La purificación pasiva

Aun si ponemos toda nuestra voluntad para llevar a cabo en nosotros la purificación activa, no seremos capaces de refrenar y vencer todo aquello que nos impide corresponder plenamente al amor del Señor. Hay actitudes y apegos que están demasiado arraigados, y a menudo ni siquiera estamos conscientes de ellos… Por eso el Señor viene en nuestra ayuda mediante otro proceso, que va más allá de lo que podrían llevarnos nuestros propios esfuerzos en la purificación activa: Se trata de la así llamada “purificación pasiva”.

leer más

La purificación activa

En la clásica tradición mística, el camino de seguimiento suele describirse en tres “vías”: la vía purgativa (purificación), la vía iluminativa (iluminación) y la vía unitiva (unificación).

Al haber vivido una seria conversión, al esforzarse por adquirir las virtudes y al asumir conscientemente el combate contra nuestros tres enemigos –el mundo, el demonio y la carne–, el Señor inicia en nosotros el proceso de purificación interior. Se trata aquí de los apegos a nuestras pasiones, así como también a las propias ideas, ilusiones, deseos, etc.

leer más

La lucha contra el demonio (Parte II)

“Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe.” (1Pe 5,8-9)

La comparación con un león rugiente nos deja en claro que, en el combate espiritual, nos enfrentamos a un terrible enemigo. Éste está dispuesto a todo y acecha cuidadosa y agresivamente a su víctima. Para colmo de males, este rival no se atiene de ningún modo a las “reglas de caballería”.

leer más

La lucha contra el demonio (Parte I)

En las meditaciones de los últimos días, habíamos hablado primero sobre aquel enemigo que habita en nosotros mismos –es decir, nuestra carne–, que, a causa de nuestra naturaleza caída con sus malas inclinaciones, quiere apartarnos del camino del Señor, o, al menos, dificultárnoslo. Después tematizamos también el segundo enemigo de nuestra alma –el mundo–, que igualmente quiere alejarnos del camino espiritual con sus seducciones y atracciones. Ahora nos corresponde considerar un enemigo más.

leer más

La lucha contra el mundo

Otro enemigo que puede alejarnos enormemente del camino del Señor es el mundo. Si el mundo no está impregnado por el espíritu cristiano; es decir, si no ha sido transformado y fermentado por la “levadura del evangelio” (Mt 13,33), entonces su dirección es hostil a Dios y, en consecuencia, será una amenaza para nuestra vida espiritual. Lo difícil en relación a este enemigo es que se percibe muy poco su constante influencia. En cambio, los ataques del diablo o las tentaciones que proceden de nuestra carne podemos identificarlos con más claridad.

leer más

La lucha contra la carne

En el marco de esta serie sobre la vida espiritual, es necesario hablar también sobre los “3 enemigos del alma”, que se interponen en nuestro camino de seguimiento de Cristo y contra los cuales hemos de luchar conscientemente.

Al inicio de esta serie habíamos hablado sobre las virtudes, haciendo énfasis en la importancia de adquirirlas.En efecto, ellas constituyen un poderoso antídoto contra todos los ataques enemigos, pero especialmente contra las inclinaciones de nuestra carne y la tendencia a entregarnos desordenadamente a sus pasiones.

leer más

La confianza en Dios (Parte II)

Como fieles, estamos llamados a edificar nuestra vida sobre Dios, y no sobre el frágil fundamento de nuestra naturaleza humana. Nuestra seguridad, aquella que podrá resistir en todas las tormentas de la vida, está cimentada en su amor, en su Palabra, en su deseo de salvarnos. A través de la confianza y de la fe, colocamos nuestra seguridad en Dios y así vivimos sobre un fundamento sólido.

leer más

La confianza en Dios (Parte I)

Difícilmente encontraremos algo que sea tan importante para la vida espiritual como lo es la confianza en Dios. En todas las situaciones de nuestra vida hemos de activar esta confianza, para que se convierta en esa certeza interior que lo impregna todo. Así, nuestro camino espiritual se vuelve más ligero y resulta más atrayente para otras personas. Por tanto, dedicaremos las dos próximas meditaciones a este tema: la confianza en Dios.

leer más

La oración del corazón (Parte III)

Quien se haya adentrado en la oración del corazón por un buen tiempo y la practique con regularidad, podrá experimentar la dicha de que esta oración realmente se hace presente en el corazón. Se nos vuelve fácil retirarnos a esa “celda interior” que se ha formado gracias a la oración, precisamente en aquellos momentos en que el ruido estorba y estamos más expuesto al peligro de la dispersión.

leer más