ABANDONARSE A LA VOLUNTAD DE DIOS EN LAS ADVERSIDADES

“Si nos abandonáramos serenamente a la Voluntad de Dios en todas las adversidades, estaríamos en camino hacia la santidad y seríamos las personas más felices de la Tierra” (San Alfonso María de Ligorio).

Estas palabras nos vienen de personas que han tenido una profunda experiencia con Dios. Sus consejos, extraídos de la riqueza de su camino de seguimiento de Cristo, nos asisten especialmente en las situaciones difíciles.

En efecto, cuando aprendemos a afrontar con serenidad las adversidades, penetra una profunda paz en nuestra alma y no necesitamos ser tratados toda la vida como niños inmaduros, que aún no pueden digerir alimentos sólidos (cf. 1Cor 3,2).

Para nuestro Padre Celestial, esto significa que puede encomendarnos aún más tareas para cooperar en la salvación de las almas. Él ve que nuestra alma crece en fuerza, y así nos atrae cada vez más a Sí mismo y nos equipa con los dones del Espíritu Santo, en la medida de nuestra capacidad. De esta manera, nos forma como “guerreros de la luz”, que asumen su tarea en el ejército del Cordero, y además lo hacen con alegría.

Puede que sean situaciones pequeñas y aparentemente insignificantes las que nos enseñen a afrontar la adversidad con serenidad. Así como hay incontables posibilidades de hacer el bien y glorificar así a Dios, también existen muchas ocasiones de demostrarle nuestro amor al soportar las adversidades. Así vamos creciendo en el amor. Nuestro Padre acoge de buena gana ambas expresiones del amor: tanto el fervor por hacer el bien, como también el soportar pacientemente las dificultades y adversidades que se presentan en este camino… ¡Cada cosa a su debido tiempo!