SOSTENIDOS POR EL AMOR

“Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!”
(Sal 126,2).

Al igual que en la meditación de ayer, el Padre nos permite, por medio de este verso del salmo, echar un vistazo en su corazón, que se ocupa siempre de nosotros. Dios no quiere dificultarnos el camino de nuestra vida; sino, al contrario, aliviárnoslo. Hemos de recorrerlo en la sencillez divina.

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