Dios es nuestra esperanza

«La esperanza hace brillar la luz en medio de la oscuridad»

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Empecemos escuchando las palabras del Mensaje del Padre:

Vengo para traer esperanza a los hombres y a las naciones. ¡Cuántos la han perdido desde hace mucho tiempo! Esta esperanza les permitirá vivir en paz y seguridad, trabajando para la salvación de su alma. 

Vengo para darme a conocer así como soy; para que la confianza de los hombres crezca en proporción a su amor por mí, su Padre, que tiene una sola preocupación: velar sobre todos los hombres, y amarlos como hijos.”

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Vivir para alegría del Padre

«Vengo para eliminar el temor excesivo que mis criaturas tienen de mí»

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Empecemos con un breve pasaje del Mensaje de Dios Padre:

“He aquí el verdadero objeto de mi venida: Vengo para eliminar el temor excesivo que mis criaturas tienen de mí, y para hacerles comprender que mi alegría está en ser conocido y amado por mis hijos, es decir, por toda la humanidad presente y futura.”

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El Padre busca a los hombres

«Mira, ¡pongo en el suelo mi corona y toda mi gloria, para tomar la apariencia de un hombre común!»

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En el texto del mensaje de Dios Padre, Madre Eugenia empieza describiendo la magnífica aparición del Padre, la cual fue anunciada por cantos de ángeles. Es el 1 de julio de 1932… El Padre empieza a hablarle:

“¡Te lo dije ya y te lo repito: no puedo entregar por segunda vez a mi Hijo predilecto para demostrarles a los hombres mi amor! Pero ahora yo mismo vengo a ellos por amor. Para que conozcan este amor, Yo tomo su aspecto y su pobreza.

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Introducción al Mensaje de Dios Padre

El «Mensaje del Padre» en diferentes idiomas

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Hemos empezado la Cuaresma, y ya desde hace un buen tiempo yo llevaba en mi corazón la pregunta acerca de qué temática podría desarrollar en las meditaciones durante este Tiempo Santo. Si bien puedo recurrir a textos de años anteriores –lo cual, de hecho, hago a veces, cuando estoy corto de tiempo–, no era eso lo que sentía que debía hacer. Entonces, le pregunté a mi Señor qué sería lo adecuado, y me pareció entender que ahora debería dedicar algunas meditaciones al Mensaje de Dios Padre, para que los fieles puedan conocerlo mejor.

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El amor a los enemigos

El amor a los enemigos nos hace semejantes a Jesús, quien exclamó desde la Cruz: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34)

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Mt 5,43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los paganos? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo.” leer más

La lucha contra la ira

El «Monte de las Bienaventuranzas», desde el cual Jesús pronunció las palabras del evangelio de hoy

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Mt 5,20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás, pues el que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo que todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal; el que llame a su hermano ‘imbécil’ será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’ será reo de la Gehenna de fuego.

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El coronavirus y la recepción de la comunión (Parte II)

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Antes de continuar, quisiera hacer una breve aclaración o, mejor dicho, corrección sobre lo dicho ayer… Desde el punto de vista médico, me señalaron la razón por la cual probablemente los obispos temen un mayor riesgo a través de la comunión en la boca. Los patógenos del coronavirus se encuentran sobre todo en la garganta, y, al tener la boca abierta podrían, bajo ciertas circunstancias, transmitirse a otras personas. Sin embargo, sigue en pie la afirmación de que, en mi punto de vista, las medidas no son pertinentes.

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El coronavirus y la recepción de la comunión (Parte I)

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En estos días en que la proliferación del así llamado “coronavirus” inquieta a muchas personas, me han sido planteadas preguntas de gran actualidad, que me gustaría abordar. Se trata de la recepción de la santa comunión… En algunos lugares, por recomendación de los obispos a cargo, se está distribuyendo la comunión en la mano en las Santas Misas. Esto es lo que he escuchado de Alemania, de México, de Jerusalén y, aún más, de Italia. Recientemente se tomó la misma medida también en Ecuador. leer más

Doctrina católica y ortodoxa sobre cielo e infierno

«Los que hayan hecho el bien saldrán para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio» (Jn 5,29)

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Una de nuestras oyentes de China preguntó cuál sería la diferencia entre la doctrina católica y ortodoxa con respecto al cielo y al infierno.

En primera instancia, vale aclarar que –hasta donde sé– no hay en la Iglesia Ortodoxa un catecismo que sea vinculante para todos los fieles. Como es sabido, la Iglesia Ortodoxa se divide en “iglesias nacionales”. Por eso, en esta materia podría haber diferencias leves entre ellas, pero ciertamente no elementales.

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Adoración eucarística en silencio (Parte II)

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Continuamos hoy con el tema de la Adoración Eucarística…

En la Adoración al Santísimo, se debería procurar que, de ser posible, se guarden también momentos de silencio, en los cuales el Señor puede tocar interiormente el alma. Por lo general, estamos habituados a la oración vocal, y solemos ocupar el tiempo con determinadas oraciones pre-establecidas. Sin embargo, sería muy fructífero que también pudiésemos simplemente decirle al Señor: “Aquí estoy”, y que tengamos el tiempo para entrar en un íntimo diálogo con Él. leer más